La Asamblea Legislativa de El Salvador ha dado luz verde a una normativa que proporciona un marco específico para las tecnologías robóticas e inteligentes, significando un paso histórico en el progreso jurídico del país hacia la digitalización. La reciente Ley de Tecnologías Robóticas e Inteligencia Artificial recibió un respaldo mayoritario en el cuerpo legislativo y tiene el propósito de definir pautas precisas para la creación, desarrollo, comercialización, implementación y supervisión de estas tecnologías en el ámbito nacional.
Con esta legislación, El Salvador se convierte en uno de los primeros países de la región centroamericana en adoptar un cuerpo normativo integral destinado a regular los aspectos éticos, técnicos y económicos de la robótica y la inteligencia artificial (IA). El objetivo principal es garantizar que el uso de estas tecnologías se desarrolle bajo principios de seguridad, transparencia y responsabilidad.
La ley abarca tanto a fabricantes como a desarrolladores, importadores, distribuidores, prestadores de servicios y usuarios finales de sistemas robóticos e inteligentes. Asimismo, establece categorías para distinguir entre sistemas autónomos, semiautónomos y controlados, y propone criterios de evaluación del riesgo que representen para las personas, el medio ambiente y los derechos fundamentales.
Uno de los elementos más destacados del texto legislativo es la creación del Registro Nacional de Tecnologías Robóticas, una base de datos obligatoria donde deberán inscribirse todos los sistemas que operen en el país. Esta medida pretende facilitar el control estatal, fomentar la trazabilidad de las aplicaciones tecnológicas y brindar garantías tanto al sector público como al privado.
Adicionalmente, se impone la necesidad de llevar a cabo valoraciones de impacto previo a la implementación de determinados dispositivos o sistemas, especialmente aquellos destinados a funcionar en ambientes delicados como hospitales, centros educativos, instalaciones industriales, infraestructuras esenciales y áreas públicas.
En el ámbito ético, la normativa establece directrices tales como evitar la discriminación por algoritmos, proteger la privacidad, respetar la soberanía de los datos personales, y asegurar la claridad en los procesos de decisiones automáticas. Además, se contempla la realización de revisiones técnicas y la elaboración de códigos de conducta para desarrolladores y compañías tecnológicas.
Desde el punto de vista económico, la ley busca estimular la innovación mediante un marco legal que dé certidumbre jurídica a inversionistas, universidades y centros de investigación. Se contempla la promoción de políticas públicas para el desarrollo de talento humano especializado, así como incentivos para la inversión en proyectos locales de robótica e inteligencia artificial.
El escrito igualmente incluye medidas punitivas para el uso inadecuado de estas tecnologías, las cuales pueden abarca desde sanciones monetarias hasta la retirada de licencias de operación. Asimismo, se definen reglas concretas para la gestión de errores, fallos técnicos y los posibles perjuicios causados por sistemas inteligentes.
Los promotores de la legislación destacan que no pretende detener la innovación, sino guiar su evolución dentro de un contexto responsable que salvaguarde a los ciudadanos y fomente un ambiente competitivo. En este contexto, se invita a las universidades, compañías tecnológicas y organizaciones de la sociedad civil a participar activamente en la creación de las regulaciones que darán soporte a esta normativa.
Organismos estatales vinculados al área tecnológica, como el Ministerio de Innovación y la Superintendencia de Competencia, tendrán un rol central en la implementación y fiscalización de la ley. Se espera que en los próximos meses se inicie un proceso de socialización con los distintos actores del ecosistema digital para definir los lineamientos específicos de aplicación.
Esta nueva legislación coloca a El Salvador en la vanguardia de la regulación tecnológica en América Latina, en un contexto en el que los avances en inteligencia artificial, automatización y robótica están transformando aceleradamente la economía, la educación, la salud y la vida cotidiana.
Con esta apuesta, el país busca consolidar un modelo de desarrollo tecnológico que sea a la vez inclusivo, ético y competitivo, adaptado a los desafíos del siglo XXI y alineado con las mejores prácticas internacionales.